Yo
no creía en los fantasmas, ni duendes, ni cosas fuera de este mundo, hasta que
lo vi,
-si-,
lo vi con mis propios ojos.
Mis
primas y yo, jugábamos a tirarnos globos de agua unas a otras, y en varias
oportunidades nos habíamos resbalado y caído, pero eso era, lo más divertido, pero
en cuanto llegó la tía Ruperta, todos nos quedamos quietos, esperando que nos
grite como de costumbre.
¡Quien
les ha dicho que se mojen de ese modo!, ¿Acaso no saben que se pueden resfriar?
– requintó ella.
Estaba
oscureciendo, habíamos jugado toda la tarde hasta caer la noche.
Desde
la cocina la vimos que se puso a secar, recogía el agua y lo escurría en el
jardín, en eso hemos visto bajar una especie de pavo gigante, tenía garras,
tenía el cuello muy largo, las alas gigantes y se puso a revolotear en la
cabeza de mi tía Ruperta.
Nosotras
gritamos hasta más no poder.
¡Ayuda!,
llama a tu mamá, - decía mi tía con un tono de desesperación-.
Nos
quedamos heladas viendo como le golpeaba la cabeza con sus patas y una risa maquiavélica
resonaba en el lugar, yo lo vi, me quedé traumada, no podía reaccionar, entre
en pánico mientras mi tía gritaba ¡Es la bruja! ¡Es la bruja!
Mi
tía fue internada en el hospital, todas llorábamos del miedo, pedimos a mi
abuela que nos sacara de esa casa, y nos llevaron a casa del tío Pepe. Todas hablábamos
a la vez, no nos podíamos controlar, pero,
-las brujas no existen- le decíamos al tío.
Tienen
que estar tranquilas nos dijo, y nos contó su azaña.
Cuando
yo era joven, atrapé una bruja, aunque no me crean, yo no les tenía miedo, pero
ellas saben dónde atacar, se van directo a las personas de temperamento débil,
con el simple hecho de asustar, eso es lo que les gusta hacer, se divierten
mucho con eso.
Fue
el día de mi santo, 23 de julio, cuando paseaba por el coliseo cerrado y a
espaldas de ahí, se me apareció la bruja, era enana y con los pelos largos
hasta el suelo, se me fue encima, y la cogí del brazo, le amarre con una soga,
y me la lleve en al campo, quizá esto les parezca cruel pero, la jale por todo
el lugar de los cabellos, quería darle su merecido, pues siempre asustaba a los
pobladores del lugar, la deje colgada de un árbol y ¿Saben qué?, el árbol se
prendió con fuego y ella desapareció, hasta el día de hoy nunca regresó.
Por
la PTM
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